

Un chico le pidió a su abuelo que ayudara a su novia con un trabajo escolar sobre la Segunda Guerra Mundial. "Es viejo, pero inteligente", dijo. Resulta que el abuelo no solo era inteligente — también peligrosamente experimentado. Mientras el novio se quedaba atrapado en el ascensor, el abuelo lanzó una nueva clase de blitzkrieg... en la habitación. Nada de guerra, solo gemidos. Terminó el trabajo, deshizo la cama. El abuelo se fue con una sonrisa burlona y dijo: "La mejor misión desde el 45". La historia se volvió mucho más personal y apasionada. A veces, el pasado llega más rápido de lo que uno cree.
Vista preliminar de escena







